Número de cristianos en Tierra Santa
Se da el caso de que en Jerusalén, la Ciudad Santa, residen tres patriarcas (latino, griego y ortodoxo) y diez arzobispos, obispos y vicarios patriarcales de las diferentes comunidades allí presentes. Y todo ello en una zona donde la gran mayoría de los habitantes son judíos y musulmanes y el número de cristianos sigue descendiendo con el pasar de los años, debido a la guerra interminable, a la situación de inseguridad en la que viven, a las políticas de los estados donde viven y a la búsqueda de un futuro mejor.
Así, en ciudades como Jerusalén donde los cristianos eran el 25% en la década de los años 20; en 1948, tras la proclamación del Estado de Israel, se redujeron al 13% y actualmente, según datos del organismo Jerusalem Inter Church Centre (JIC), son 10.000. Según el JIC, en los próximos siete años esa cifra se reducirá a la mitad, debido a las políticas israelíes sobre residencia. De los 7,2 millones de habitantes entre Israel y los Territorios Palestinos, los católicos son 130.000 (el 1,81%), mientras que en Jordania, país que también visitará el Papa ya que en su territorio se encuentran lugares como el Monte Nebo o zonas del Jordán donde bautizaba Juan el bautista, de sus 5,72 millones de ciudadanos están en comunión con Roma 109.000, el 1,91%.
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EL ARTE COMO EXPRESION DEL ESPIRITU HUMANO
El curso ´A la Educación por el Arte. El valor pedagógico del arte religioso´ que organiza la Universidad de La Rioja continúa hoy, con la conferencia ´El arte como lenguaje del espíritu humano´, a cargo de Roberto Germán, profesor de Pedagogía de la Religión de la Universidad de La Rioja.
El objetivo del curso es valorar y respetar el patrimonio religioso, artístico y cultural manifestado a través del arte, además de valorar el arte como medio educativo para la enseñanza religiosa y adquirir claves interpretativas para la comprensión de la historia, el arte y el patrimonio de La Rioja.
Ambrosio
Gregorio I Magno
Se dedicó a la política de joven, y en 573 alcanzó el puesto de prefecto de Roma (præfectus urbis), la dignidad civil más grande a la que podía aspirarse. Pero renuncia pronto a este difícil cargo y se hace monje.
Tras la muerte de su padre, en 575 transformó su residencia familiar en el Celio en un monasterio con el nombre de San Andrés (donde hoy se alza la iglesia de San Gregorio Magno).
Pero en el año 579 el papa Pelagio II lo ordena diácono y le envía como apocrisiario a Constantinopla, donde permanece seis años y conoce a Leandro de Sevilla, el hermano del también doctor de la Iglesia Isidoro de Sevilla. Durante esta estancia disputó con el patriarca Eutiquio de Constantinopla acerca de la corporeidad de la resurrección.
Gregorio regresa a Roma en 585 ó 586 y ocupa el cargo de secretario de Pelagio II hasta la muerte de éste de peste en febrero de 590, tras lo cual es elegido para sucederle como pontífice.
San Jerónimo
UN SER SUPREMO LLAMADO DIOS
Término utilizado en esoterismo, espiritualidad o, en el movimiento rosacruz.
Es el Dios o Arquitecto de nuestro sistema solar, procede de lo Absoluto o Raíz de la Existencia, en la aurora de la manifestación.
Este es el Uno.
En el primer capítulo de San Juan este gran ser es llamado Dios.
De este Ser Supremo emanó la Palabra, el Fiat Creador.
Su primer aspecto puede determinarse como Poder.
De éste procede el segundo aspecto, el Verbo; y de estos dos procede el tercer aspecto: Moción.
De este Ser Supremo Triple proceden los siete Grandes Logos.
Éstos contienen en sí mismos todas las grandes Jerarquías que se diferencian más y más conforme van difundiéndose a través de los varios Planos Cósmicos
DIOSES DE LA MITOLOGÍA GRIEGA
La mayoría de los dioses estaban relacionados con aspectos específicos de la vida. Por ejemplo, Afrodita era la diosa del amor y la belleza, mientras Ares era el dios de la guerra, Hades el de los muertos y Atenea la diosa de la sabiduría y el valor. Algunas deidades como Apolo y Dioniso revelaban personalidades complejas y mezcolanza de funciones, mientras otros como Hestia (literalmente ‘hogar’) y Helios (literalmente ‘sol’) eran poco más que personificaciones. Los templos más impresionantes tendían a estar dedicados a un número limitado de dioses, que fueron el centro de grandes cultos panhelénicos. Era sin embargo común que muchas regiones y poblaciones dedicasen sus propios cultos a dioses menores. Muchas ciudades también honraban a los dioses más conocidos con ritos locales característicos y les asociaban extraños mitos desconocidos en los demás lugares. Durante la era heroica, el culto a los héroes (o semidioses) complementó a la de los dioses.
Viajando por el Mundo
El sentido de la Navidad
Diciembre…
Es de reflexionar, de pensar, ojalá que haya un verdadero espíritu de amor para ese día, si quitamos los gastos muchas veces innecesarios, podemos nosotros mismos hacer que nuestra Navidad sea algo sencillo, sin tantos gastos, tratar de enseñar a nuestros niños y familia que lo más maravilloso de esta fecha es estar juntos, con una buena salud, compartir nuestros sueños en una mesa que por más sencilla que sea, si hay amor entre nosotros, será un día muy bello, como le gustaría a nuestro Señor.
La historia de la Navidad
Para empezar, en los albores de la era cristiana nadie estaba seguro de la fecha en que había nacido Jesús. Era evidente que en diciembre y enero se daban -y se dan- las temperaturas más bajas y precipitaciones pluviales más altas con las que resultaba imposible que los pastores durmieran a cielo descubierto mientras cuidaban su ganado, según escribió San Lucas -médico sirio convertido al cristianismo muchos años después de la desaparición de Jesús-, pues durante esta época, incluido febrero, hombres y ganado pernoctaban bajo techo.
Era entonces absurdo que el censo de población —decretado por Quirino, gobernador de Siria- se llevara a cabo durante estas fechas, en medio del frío, la lluvia, y los caminos anegados y resbaladizos que harían imposible la caminata a sus lugares de origen, como es el caso de José y María.
Así pues, se comenzó a especular con las fechas: 16 ó 20 de mayo, 9, 19 ó 20 de abril, 29 de marzo ó 29 de septiembre… hasta que en el año 334 el Papa Julio I dictaminó que Jesús había nacido el 25 de diciembre, y punto.
No era fecha escogida al azar, pues -como indica Desmond Morris en “Tradiciones de Navidad”- coincidía con las festividades que se realizaban en muchos de los desplazamientos de peregrinos durante el solsticio de invierno: las ceremonias vikingas en honor de Odín, las Saturnalias romanas, el nacimiento del dios indoiraní Mitra, etc. De ahí que el Nacimiento de Jesús, el Cristo, haya sido fácilmente asimilado al retorno del Sol, al regreso de la luz.
Árbol de navidad
El árbol de Navidad
Muchos pueblos antiguos rendían culto a un puñado de árboles considerados sagrados por distintos motivos. El más común, desde Grecia hasta Noruega, fue el roble, pero con el devenir del cristianismo se lo cambió por el abeto, pues, según los misioneros, la forma triangular de su enramada correspondía al Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Este tres mágico caló muy bien en todas partes al ser un número venerado por muchos pueblos miles de años antes de la venida de Jesús. De esta manera se impuso el abeto que con el correr de los siglos fue reemplazado por el pino.
Durante estas fechas festivas se los adornaba con piedras pintadas y telas de colores, con el propósito de "vestir" a los árboles que se habían quedado "desnudos" tras el otoño, y lograr que el "espíritu" que se les había escapado con el frío regresara a dar sus frutos en primavera.